la luna... de nuevo ella

Un síntoma inconfundible de el desamor es estar enamorado de la luna es vivir sin vivir, la media vida de la nostalgia de la ensoñación que se clava con clavos de esperanza, el amor es traicionero, siempre busca la forma de salirse con la suya aun así su falta de presencia, lastime tan profundo que la vida quiera huir.

Sin embargo tenemos la promesa selénica de que alguien está ahí aguardándonos, para liberarnos de las caderas de la soledad, es cierto la luna tiene una influencia hipnótica a los solitarios, pues para ellos es imposible no voltear a verla, cuando se encuentra ahí en medio de el cielo ahíta de luz, blanquecina en medio de la noche

La luna ahí entre nubes es un reflejo de nuestra propia luminosidad en la noche de la desolación, por eso a los locos a los verdaderos lunáticos les parece tan hermosa, porque es un reflejo de todo aquello bondadoso que existe en su ser… ¿será así? No lo sé solo sé que cuando uno busca un poco de consuelo la luna es lo mejor que existe para calmar los dolores que pican el alma.

A veces me enojo y la grito furioso acerca de tu paradero… otras veces le imploro que te acerque un poco a mi pero siempre guarda silencio no me dice nada solo sigue ahí…

La luna que cantan los poetas que vigilan los locos y que acarician los náufragos es la misma que se esconde tras las nubes para decirnos que habrá que ser pacientes, ella conoce todo el amor del mundo y sabe cómo repartirlo solo hay que hablarle adecuadamente, en el lenguaje silencioso, de los susurros de la noche.

Parisienne Moonlight

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