carta de Lady Blossom
esta es una carta encontrada en uno de las mesitas de noche de la habitación 112, la habitación de la señora de las flores, si logra descubrir su identidad, habrá ganado el juego del hotel, nosotros nos reservamos el derecho de leerla... pero usted puede tratar con toda confianza.
Pensaras que soy blasfema, y quizá si un poquito, lo necesario para no impedirme mi entrada al cielo, al paraíso, hablando de paraíso, cuanta falta me hacen unas vacaciones en tus brazos, o en los brazos de alguien valla, pero lejos de la soledad, aunque pensándolo bien los tuyos son el mejor destino que en este momento se me pidiese ocurrir, si unas de esas vacaciones que nunca se acaban, de esas que empiezan con un beso y acaban con una lluvia de arroz, pero sé que estas lejos, y bueno, no creo que haya mucha oportunidad entre tanto tiempo y tanta distancia.
Ya, ya basta, pronto te contare de él, aunque me ruborice hasta quedar roja como un tomate, extrañándote, y no extrañándote. Toda tuya.
Hay Oscar pues que te cuento, que estoy mal que tengo una nostalgia de no sé qué cosa, de no sé qué adentros, de no sé qué pensamientos, hace calor sabes y no logro conciliar el sueño, mi mano me ha arrastrado hacia la pluma y no encuentro un pretexto para escribirte, preguntarte como te ha tratado la vida y contarte de este ya no tan inusual insomnio.
Es viernes santo… aun, aún faltan algunos cuantos minutos para que acabe, y eso no sé si sea tan bueno, porque presiento que este año no habrá resurrección, esperaba que se nublase como cada año, pero este año no ocurrió, ni una nube perezosa se atrevió a tapar el sol, a lo cual tengo dos posibles explicaciones, sé que nunca he estudiado meteorología, pero por donde van las cosas no creo que suene tan descabellado lo que creo, o el calentamiento global ya afecto está feliz casualidad anual, o dios ya nos perdonó por haber sacrificado a su hijo. ¿Tú que crees?, o a lo mejor, ya de plano se hartó de nosotros los humanos y se fue muy lejos dejándonos solos, muy solos.
Hay Oscar, quiero saber cómo estas, quiero que sepas que te busco en mi memoria cada vez que puedo, aunque hoy, hoy no te extrañe tanto como quisiera, sospechaba que posiblemente hoy me hicieras más falta, pero no, y no sé porque, sabes siento la necesidad de confesarte algo, y creo que es un poco tonto, de hecho me siento como una quinceañera emocionada de solo recordarlo, pero ¡qué importa! Conocía a alguien, si sé que quizá no deba decírtelo, pero dudo que te molestes, siento que ahora más que nunca esta confesión aunque tonta, nos una une poco más. Si supieras, me pareció tan agradable, tan interesante, tan inteligente, de hecho, parecía rodeado de un indescriptible aire de perfección, que tonta debes estar pensando, pero es que desde hace tanto tiempo no me doy la oportunidad de querer, que temo que se me esté olvidando. Se llama Horacio, si como ese otro Horacio que conocemos, ese mismo que tanto nos hace reír, aunque por ello lastime a alguien, solo que este Horacio, es menos irónico y mucho más sensual, tanto que con solo voltear a ver me comencé a temblar, me hubieras visto tuve que salir corriendo al baño a refrescarme un poco.
Alhelí

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