Sofia y el tiempo de las cerezas




Bueno, mi vida ha dado algunas vueltas interesantes en estos últimos tiempos. Se dijo Sofía a si misma mientras meditaba en la banca del parque, la verdad, hay veces que tu estas ahí, pensado tranquila y viene la realidad y te pega en la cara… ¿es extraño no?
A decir verdad esta vez ya muy pocas cosas le sorprendían, le gustaba abstraerse en los detalles pequeños, casi insignificantes, su capacidad de asombro se veía casi intacta ante tanta racionalidad que la rodeaba, de alguna manera se negaba a dejar de ser una niña, pero como dijo antes la vida llegaba en el momento  mas inesperado a partirle la cara a muchas cosas. Siguió en la banca del parque, siguió pensando, lo inusual de ese momento le recordó que podía ver la vista desde otros puntos de vista, quizá extremos, quizá equilibrados.

Aun tenia muchas preguntas, y buscaba las respuestas en si misma, en los demás, aun buscaba un no se que cosa, y esa necesidad la desesperaba, ya sabia que para ser feliz, no se necesita nada, solo sonreír un poco y cambiar su actitud, para ella solo eso bastaba, aun así de alguna manera algo no fluía bien, algo estaba atorado entre sus cejas, y no sabia que era  la búsqueda, pero ¿Qué? Se preguntaba a si misma.

Una vez mas se negó al concepto redundante y gastado que toda su vida le había causado una sutil compulsión, en esta etapa de su vida solo estaba ahí pensando en mandar muy lejos muchos de los conceptos o ideas, pero de alguna manera parecían no irse por mas que ella lo deseaba, se habían arraigado demasiado en su esencia, las raíces añosas y viejas de muchas palabras habían ahondado en gruesos troncos, y no sabia si al tratar arrancarlas también se llevarían parte de ella misma… ¿será estrictamente necesario?  No pensó de un principio, pero… que pasaría si los dejaba atrás, tenia mido, ya lo había intentado, siempre con los mismos resultados, encontrar algo en la calle que le recordara a ello y volver a retorcerse internamente, aunque tenia todo, aunque su vida es feliz y dichosa, siempre estaba ese pequeño detalle, que con solo ver a una pareja besándose le hacia rechinar los dientes, pero ya no mas.

Busco un símbolo, un amuleto algo algún ritual, o mas bien un objeto (que irónicamente) le repitiera que debía (por su propio bien) dejar muchas cosas… pero en verdad dejarlas intentar vivir, (no de una  nueva manera) pero si con otras alternativas… se había decidido las cosas sucederían solas (aun así nunca pudo resistirse a la sutil efecto de la esperanza). Se levantó compro una paleta helada y se fue silbando, quizá si fingía un poco que lo le importaba, llegaría en una forma no del todo inesperada.

                                                                                                                                                                                   

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