ira
Estabas sentada ahí, fingiste no
saber nada pero supe por tu silencio que sentías intensamente una rabia que te
quemaba por dentro, me diste la habitual sonrisa de buenos días, hoy el
fornicio no era una opción de reconciliación, estabas lo suficientemente
enojada como para que te atrevieras a abofetearme, pero no lo hiciste, esta vez
las cosas iban mas allá, tu sangre hervía y en tus ojos una veta de miedo ardía
levemente, incendiando lo poco de ternura con la que amaneciste, tu ira te
paralizaba hasta cierto punto, pero te contuviste todo lo humana mente posible,
no apretaste los dientes ni gritaste, eso estaba demás en las circunstancias,
ya ni hablar del perdón lo merecía y tu no tenias la culpa de lo que te hice,
da igual, no se si estaba arrepentido genuinamente o solo te tenia un poco de
lastima, o pero aun temía por mi integridad, debido a que en ese momento eras
capaz de tomar un cuchillo y encajármelo en la espalda, al fin rompí el
silencio de gato en celo, tu mirada de ascuas se dirigió a mi, estabas estado
esperando, estabas asechando desbordarte en un grito y lo hiciste, tu carita pálida
y afable se enrojeció y de tu garganta escapo un gruñido, tus brazos se
agitaban exasperados, francamente no creí que resistieras esperaba que se te reventara una vena o te
explotara una aneurisma en la cabeza, me largue de ahí, nunca volvería, pero no
me dejaste ir tan fácil, lo platos volaron por la habitación, tu taza favorita
fue proyectil que casi me causa daños severos roso mi oreja, los cubiertos uno
a uno fueron bailando en el aire, y tuve que poner a prueba mi agilidad, los
gritos que escucharon los vecinos, les dejaron en claro que yo fui una mala
persona y que te herí, pero no había mas, Salí corriendo del edificio y tu en
pijama, corriste tras de mi casi te atropellan, pero te cansaste demasiado rápido
estabas a punto de atraparme, de lejos te vi llorar, con las manos frente al
rostro caíste de rodillas, esa no fue una bonita estampa como para tenerte como
ultimo recuerdo.

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