viernes santo


después de un par de aplausos y una sonrisa el me dijo que me deseaba, que quería ir conmigo a la cama esa noche, mas allá de pensar en las consecuencias establecidas por pecar en un día como este le sugerí que hiciéramos otra cosa, supongo que no conseguiría convencerlo argumentando que era un día santo, pero tampoco estaba dispuesta a tener sexo con el, mientras me desmaquillaba lentamente frente al espejo del baño pensaba que podría hacer para evitar que ocurrieran las cosas, salir con un pretexto barato seria demasiado falso después de la noche que tuvimos hoy, después de ese par de besos en la calle, pero realmente no quería, solo necesitaba abrazarlo y que la aurora nos despertara, quizá cantarle un poco al oído mientras se iba quedando dormido, tal vez encentre el televisor y ver una película sobre la vida en parís. Dios mío mas allá de evitar ofenderte no lo quiero hacer, solo por hoy no, únicamente esta noche quiero dormir con alguien, dormir de verdad y quizá no arruinar mi vida, quizá lograr una despedida, mientras me siento en el inodoro pienso que debería únicamente salir corriendo descalza, tomar mi bolso y salir, seguir corriendo por la calle tomar un taxi y jamás volverlo a ver ojala fuera tan valiente.
Al ver el bote de papel junto a mi se me ocurre la idea mas brillante del mundo tomare un encendedor lo llenare de papel y le prender fuego, gritare un poco el tratara de apagar el fuego y poder escapar lentamente y sin dar ninguna explicación, sonaba tan bien en principio. Acorralada entre un elevador descompuesto y la escalera de emergencia subo a la azotea, supongo que podre sobrevivir una noche a la intemperie, ojala no se le ocurra buscarme aquí ojala mañana pueda salir de aquí con la primera luz del día, faltan cinco minutos para que den las doce y tengo miedo y frio veo el cielo y esta parcialmente nublado me agazapo en una esquina, no quiero llorar no siento ganas de llorar, creo que necesito un abrazo, o tal vez no lo que necesito verdaderamente es una manta, no hace frio pero si permanezco mucho tiempo aquí creo que voy a enfermar, decido levantarme y caminar para calentarme un poco contemplo una parte de la ciudad de noche, tan distante e inmortal, nunca esta quieta en verdad, a lo lejos un espectacular de un ángel en ropa interior, ya es sábado de gloria y no se si valga la pena rezar y un espectacular de un ángel que vende sostenes no creo que sea la señal adecuada, pero por alguna razón me veo orillada a hablar en la azota en medio de la noche.
Hace veinticuatro años que estoy aquí en la tierra y sigo sin entender cual es mi lugar, que es lo que tengo que hacer, que tengo que pensar y que tengo que creer porque tengo que luchar y que tengo que anhelar, eh visto y sentido muchas cosas que los escépticos y ateos me dirán que no existen, pero pareciera que todo se conecta por algo… es curioso a medida de que hablo siento como si flotara como si el cielo nocturno cupiera en mi corazón, continuó, solo quiero saber, quiero tener valor, quiero una sonrisa, quiero todo y no quiero nada quiero dar las gracias y explotar, a medida de que hablaba me acercaba la orilla las luces parecían hipnóticas, pareciese como si de algún lado alguien estuviera tocando musca, quizá cuatro personas venidas de Londres tocaban en otra azotea cercana, alzo la cara, una ráfaga fría y frente a mi una estrella fugaz corta el cielo en un instante, tiemblo y inhalo mas aire estoy a punto de gritar, si un ángel  que guarda el secreto de victoria no era la señal una estrella fugaz definitivamente lo era, de repente el encanto parece roto el esta en a azotea grita el que cree que es mi nombre, trae una manta se acerca y me tapa con ella, me abraza, no quiero que me abrace, intento zafarme y lo golpeo en el pecho, le grito que no quería estar con el, que no quería sexo con el.
Me mira, arquea las cejas y sonríe tiene los ojos vidriosos, pareciera que hubiera llorado, no dice nada todo se hace lento, vuelve a acercarse a mi me vuelve a tapar, no pongo resistencia, me susurra al oído que no hubiera pasado nada si no quería que solo lo dijera, confundida siento ganas de entregarle el alma, no, no tanto, no soy tan cursi me prometí no serlo, salimos de ahí, y cada quien toma su camino, el sábado amanece con un temblor de piernas y ganas de café…


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