Dios o el principio de la casualidad
Si algo ocurre una vez es posible que no vuelva a ocurrir, si algo ha ocurrido un par de veces ten por seguro que ocurrirá una tercera vez.
El encuentro podría haber parecido casual, pero ambos sabían que las casualidades no existían, y no importaba, ahora se encontraban los dos frente a un bar de sushi y sabían que iban a entrar. Él de aspecto intelectual y pensativo, ella aun mas intelectual pero menos pensativa, el de un abrigo gris y bufanda, ella de gabardina café y gorro de lana, ambos con anteojos, parecía que desde hace mucho tiempo que no se habían visto, y así era, el tiempo les había dado alguna vueltas en el espacio y ahora coincidían menos precipitadamente que la ultima vez. El sonrió como pudo y le abrió la puerta, ella lo miro con un gesto maternal y entro, ambos que quitaron los abrigos dentro.
-este lugar es demaciado para nosotros,dijo ella.
-nunca vinimos a un lugar de este tipo, yo creo que es el mejor lugar posible.
la decoración es mas de lo que puedo soportar, son muchos colores, poca luz, un escenario lleno de cintas brillantes, olor a comida y a alcohol, además de musica lo unge que suena terriblemente somnifera, no dudo que en cualquier momento entre alguien a recitar poesía basura mientras comemos un bocado minúsculo, ella hablaba mientras el la veía quejarse, la interrumpió para reconfortarla un poco.
-te juro que nadie va a venir a recitar poesía, en todo el lugar la única poesía posible es la de la luz roja sobre tus brazos, la comida es buena por eso tampoco te preocupes.
-¿y esa musica de tango?
es para que bailemos supongo.
pero yo no quiero bailar, ella se quedo en silencio, el también y pasaron largo rato contemplandose , sin animo de interrumpir la canción argentina, el puso sus brazos sobre la mesa con ternura casi infantil deseo que ella tomara sus manos, el juego de ser amable le estaba cansando pero todo el tiempo que habían permanecido lejos lo había ablandado un poco, ella no tomo sus manos lo miro con un gesto interrogativo y ordeno algo para ella, el bajo sus manos y también ordeno algo.
-parece que somos demasiado viejos para jugar a enamorarnos.
-desde pequeños hemos sido viejos, ahora la única diferencia es que tenemos menos excusas para sonreír, y casi se nos ha olvidado soñar.
-¿crees que algún día podamos ser felices?
-es probable
-pero miranos  tan ajenos del mundo, del dolor de verdad, de la muerte, de la violencia, de los cadáveres que un día desaparecieron, de verdad miranos tan alejados del hambre de la pobreza y la miseria.
-ahora recuerdo tu espíritu melodramático, suficiente tenemos con nuestros propios problemas,
-pero el mundo sufre, hay llanto y dolor allá afuera en el mundo.
-¿y que podemos hacer cariño? Sólo solo dos héroes anónimos y cobardes.
-supongo que solo podemos hacer lo que hacemos de la mejor manera posible
-y de cuando en cuando elevar la mirada al cielo y pedirle a dios un mundo mejor.
Del escenario salieron dos hombres que parecía que iban a cantar, cuando prestaron atención en realidad vieron que era un hombre y una mujer vestidos como hombre, cantaron sobre la luna y como se le puede hacer para ser un prófugo del amor,.
-te quiero, dijo el.
-yo también te quiero dijo ella.
-¿será la última vez que te vea?
-probablemente no, en algún lugar nos hemos de encontrar, prometo sonreirte si sucede.
-puedo pedirte un favor. Cantante una canción. Hay karaoke y en bar prácticamente esta vacío.
-solo si tu me cantas una canción primero.
El subió al escenario y pidió una canción en japones, le lanzo una mirada de resignada complicidad sonrio, cerro los ojos y empezó a cantar, para cuando regreso a la mesa ella ya no estaba, pago su cuenta y salio tras de el el sonido de como cerraban el local.
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