perros perdidos

La metáfora del perro perdido

A los veintipocos la velocidad es prioridad
quedan pocos años para hacerse rico
para ser feliz, los domingos de descanso o desempleo
se muestran a si mismos
como la oportunidad para la reflexión.

La inseguridad de caminar en terreno poco firme
es poco probable que se valla,
quizá a esta edad más que nunca
los asideros emocionales
sean la respuesta  fácil

Las duras verdades de la vida han desfilado
lentas y precisas frente a nuestros ojos
un par de tragedias desaprueban nuestro comportamiento
uno se encoge de hombros
en un lugar donde no hay espacio para el dramatismo
justificable pero innecesario.

A los veintimuchoscasitreinta con un hijo
o dos no hay espíritu que resuelva mejor las deudas
en una sociedad que está de acuerdo
en sutilmente exigir el éxito.

Los sueños son semillas de dientes de leo
que se escapan como los deseos de las uvas de año nuevo
es como la carrera eterna a la manzana que trae de vuelta al mismo lugar
a una puerta entreabierta
en la que uno no se atreve a pasar.

En el paraíso del consomé en polvo y el enjuague bucal
faltan caminos de vida, no es simplemente la existencia
se trata de vivir, de exigirnos un mínimo de humanidad
como la cartilla  militar.

La metáfora del perro perdido, es una referencia a buscar
poner un letrero en cada poste de luz,
preguntar en las cercanías, preguntar con su foto, si alguien le ha visto.

Solo que no hay canes extraviados,

en cada año de la vida en cada trazo del tiempo
debiésemos aspirar a buscarnos a nosotros mismos
prófugos de casa, que llevamos a cuestas.

Probablemente somos perros perdidos que quieren regresar
buscamos el aroma familiar

En un lugar donde cada quien tiene la libertad de mayarse le tamente como quiere la pugana por la vida por el ailencio por aquellas sutiles manofestacionws del espiritu son la apuesta mas arriesgada