jarabe para la tos


Jarabe para la tos
Era raro que lloviera en la ciudad tan temprano, una inesperada tormenta sorprendió a todos, incluso algunos despertaron con el sonido de los truenos, El sueño de Roger era pesado, así que ni una bomba estallando al lado de su cama podría haberlo despertado, era tan cómodo y calientito el estar en su cama, que de ser posible no hubiera salido en todo el día, más aún porque realmente se sentía mal.  pocas veces enfermaba de gripe y esta era una de esas veces, su gripe al no ser común resultaba una patada en la entrepierna, temperatura, sudor, y un interminable mar de mocos habían cubierto el piso de su cuarto de pañuelos de papel usados durante la noche, Y aunque alcanzo a dormir, no tenia una sensación de descanso.

Honestamente su estado era descompuesto y visiblemente desaliñado; cuando se levantó al baño la idea de morir paso por su mente como un chiste… -nadie se muere de gripe, se dijo a si mismo mientras regresaba a su cama, paso por su teléfono a la cómoda para entretenerse un rato antes de bajar a desayunar.

Era increíble como las cosas pueden cambiar tan rápido, cómo la calma y comodidad de su cuarto se transformaron en preocupación y premura al ver la pantalla de su teléfono, ¡maldita sea Sonia!, ¡pero qué demonios te pasa! Roger se veía nervioso y definitivamente apresurado, sus movimientos eran rápidos al buscar ropa en su closet, pero al mismo tiempo se veía la dificultad al dolerle el cuerpo por la gripe. - ¡Sonia eres increíble!, farfulló sarcásticamente mientras se ponía un sweater, sobre él, una chaqueta, bufanda, gorro y todo lo que le pudiera ayudar con las inclemencias del tiempo. En otro momento no se hubiera permitido salir así a la calle, era un desastre total, buscando una sombrilla como loco en pantalones del pijama.

Se apresuró lo más que pudo, no podía ser de otra forma. Apretó los dientes y cerró los ojos al salir de casa. Una ráfaga de aire helado le impacto en la cara, -ahora si me voy a morir de gripe, pensó mientras maldecía en voz baja y abría un paraguas negro.
El mensaje era corto, pero contundente: “te amo, gracias por estar siempre para mí, recuérdame con cariño, Sonia, enviado a las 6 a.m.

Roger esperaba un “buenos días ¿ya te sientes mejor?”. Y no tener que salir corriendo a atravesar la ciudad en medio de la lluvia y el frío. Pero se lo debía a Sonia, ella estuvo ahí cuando todos los demás le dieron la espalda, cuando lo rechazaron, así fuera cruzar el infierno él lo haría por ella. No sin quejarse todo el camino. Él era así, aunque pareciera egoísta y grosero era capaz de dar la vida por los amigos. Y salir corriendo con temperatura a la calle en pleno aguacero, era muestra de ello.

No tardo mucho en llegar a su casa. las más terribles ideas cruzaron por su mente, imaginó lo peor, no estaba preparado para asumir tal tristeza si no volvía a ver a Sonia, ella fue la única que lo dejo quedarse cuando lo echaron de casa, apenas conociéndolo. El traía una llave de su apartamento, nunca la regreso y probablemente Sonia lo había olvidado. no quería ver, se negaba a encontrar la escena de Sonia muerta, se armo de valor entro a su habitación y la vio en la cama, aun respiraba, claro que respiraba, solo tubo un episodio de fuera de si por el jarabe para la tos. El suspiro aliviado, no habia sido mas que una falsa alarma causada por el jarabe para la tos y una tristeza muy honda.

con todo el amor del mundo empeso a recoger todo entre estornudos, quiza ella tambien habia pasado algunos dias sola, se sintio culpable por dejara asi, entonces prefirio acompañarla hasta que despertara, fue a la cocina y preparo unos fideos secos que encontro en la alacena, se acerco a su cama para despertarla y comer juntos, ella rezongando accedio, el sonrio de la forma mas honesta que alguien hubiera podido hacerlo 



  

Comentarios

Entradas populares