año nuevo




gracias a todos por el año pasado, un año... ¿para recordar? quizá no... pero un buen año al final, ojala este 2012 sea lo mejor en sus vidas, en lo personal me parece particularmente luminoso (aunque no se bien del todo a que me refiero con ello) da igual feliz 2012


2010
Irene estaba sentada en la plaza, en una  banca de piedra dura que estaba frente al resplandeciente sol del primer amanecer de enero, tenia la cara entre las manos con un futuro mas que incierto, y una tristeza mas que honda solo le quedaba ver el amanecer, ser refrescada por la suave brisa matinal, y reconfortada por el trajinar de algunos somnolientos peatones que habían sobrevivido a la media noche. Irene sabia que le costaría mucho volver  a sonreír después de hoy pero no se preocupo tanto, ya que si solo le quedaba su tristeza, en algún momento debía tropezarse con la felicidad, recordó una frase que escucho por el radio… “hasta el día mas pinche tiene un momento alegre”, y una vida deprimida definitivamente tenia que tener una recompensa brillante en algún momento, quizá una felicidad estereotipada y perfecta, una familia como la que nunca tubo, un marido que no se parezca ni en la mas mínimo a su padre, un par de niños felices, no como su hermano y ella, un perro quizá… o al menos una amiga. A pesar de tantas tragedias para ella la vida no dolía tanto, por alguna razón permanecía con el corazón cálido, se esforzaba por encontrarle la magia a los pequeños detalles que rompían la gris atmosfera de su vida, como cuando decidió corretear tras una mariposa y la atropellaron, o la suave luz azul que se proyectaba en el hospital, o mejor aun la sonrisa de una mujer que acababa de recibir a su hijo después de dar a luz. A pesar de los golpes de la vida no estaba decepcionada ni molesta con nadie, desde siempre le fue fácil perdonar y ahora solo tenia que perdonarse a si misma para poder seguir andando. El olor de un café caliente la saco de una superficial meditación, tenia hambre, las uvas de la cuenta regresiva no bastaban para aplacar el hambre que arrastraba de hace un par de días, pero no tenia ni una moneda en el bolsillo de su sweater, solo la ropa que llevaba puesta y una mirada un tanto asustada. A decir verdad en ese momento Irene era el rostro de un dulce abandono, a pesar de nunca ser la mas bonita su rostro pálido y su cabello un poco cenizo y ondulado la convertían en una especie de encantadora cenicienta, su voz melodiosa y dulce, pudo resplandecer como una estrella inmortal en el universo de la fama, pero nunca le intereso demasiado, sus ojos grandes y profundos eran lienzos en blanco pintados apenas por sus emociones. En ese momento Irene tenia el aspecto de un fantasmita triste cuyo corazón abrazó todo lo que pudo la noche anterior, y solo quedaron ascuas de aquella fogata. 

Una parvada de palomas despego del suelo del parque arrastrando entre sus patas la esperanza que impregnaba el lugar, Irene sonrió, no tenia la menor idea de que iba a hacer de ahora en adelante sin un techo, sin compañía y sin la presencia evidente de que llegaran pronto, se acerco a la puerta de el café que estaba enfrente del parque, espero que saliera alguien, acechando algunos segundos pensó como entablar una conversación con el primer cliente incauto que saliera de ahí,  por alguna extraña casualidad del universo se topo con  un joven de alrededor de veinte… quizá veinticinco años que caminaba  con una vaso humeante de amaretto, ya sin nada que perder se dirigió a el le pregunto si le podría convidar de su café, hacia frio y no tenia nada en el estomago, quizá la expresión indefensa de Irene, o como apretaba las mangas de su sweater en sus puños para calentar sus manos conmovieron al extraño que regreso al café y salió con dos vasos. Un parpadeo después los dos estaban sentados en la misma banca de piedra en la que al principio Irene se encontraba sola, pero ahora, ahora el universo había cambiado, una serena canción se expandía de su pecho, parecía un sueño, quito la tapa de su café y empezó a beberlo a sorbos el vapor perfumado del café filtro la luz del sol fundiendo se en cálida esperanza para Irene, el extraño se levanto de la banca y se alejo lentamente, Irene grito un gracias velozmente sincero, como a cada segundo su vida había cambiado… feliz año nuevo se dijo a si misma

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