y al final del abrazo

INSOMNIO

La casa estaba casi a oscuras, la luz de la cocina iluminaba la sala y desde afuera parecía que ya todos estaban dormidos, pero tu no, estabas sentado en el amplio sillón de la estancia, tenias un mal semblante, bueno no tan malo, quizá un poco descompuesto, olías a alcohol y a cigarro, a mi me agradaba la combinación, pero no supe que decir, parecía que poco a poco te desmoronabas tenia la sensación de que crujías un poco al tacto, sentí que había algo frágil envuelto en papel o tela dentro de ti, no me acerque mas, sabia que mi presencia podía ser contraproducente, tu alzaste los ojos la mirada vidriosa te delataba habías llorado, y los vestigios del llanto de alguna manera humedecían aun la atmosfera que te rodeaba,  con un gesto aprensivo pedí permiso para sentarme frente a ti, de alguna manera supuse que necesitabas un poco de compañía de alguien y simplemente me hallaba ahí. Conocía tu pasado, tu propensión a sentir  intensamente a cortarte con las aristas de tus emociones, quise que no sufrieras, pero sabes nunca he sido un buen enfermero y el mejor remedio para tu situación yo no te lo podría dar, solo el tiempo cubriría de polvo a aquellas personas que querías exiliar de tu memoria, y quizá no dolerían tanto.

-¿la vida nos ha tratado mal no?
-pero aun tenemos pulso
-es un callejón sin salida
-tendremos que hacer una

Fui a dormir. Seguías ahí esperando no se que cosa, suspire, la vida parecía una película blanco y negro el color había abandonado tus manos, aun así, un ligero resplandor se encontraba en la profundidad de tus palabras, no pude mas tenia que darte consuelo de alguna forma, así que te empecé a escribir algo, algo que se convirtiera en una mañana en el parque en un puñado de hojas arrastradas por el viento, si algo se rompe arréglalo si duele cúralo, si se escapa, déjalo ir y guarda dentro de ti un recuerdo que no duela tanto.