Así se cierra un corazón


Ahí estaba el, sentado en un sofá para una persona viéndola dormida el aire era transparente la noche fría y clara; todos parecían descansar completamente sumergidos en la negrura de la noche, -bien que esperamos; dijo una hermosa mujer vestida con un traje de lentejuelas rojo.
-no hay nada que esperar; se escucho de un hombretón de barba y bigote mientras sacaba su reloj del bolsillo y miraba al cielo,
-va a llover.
-hay momentos en la vida en que hacen demasiado difícil mi trabajo; murmuro una joven con un vestido rosa con flores  al mismo tiempo que se apresuraba para alcanza a los otros dos.
efectivamente empezó a llover un ligera llovizna de antemano anticipada arrullo la ciudad, no era nada fuera de lo común, en una ciudad tan grande las cosas comunes eran agradables, los tres se apresuraron y llegaron frente a un gran edificio tocaron el timbre, una voz lejana pero clara les dijo que enseguida iría a abrir, habían llegado tarde asi que cuanto antes empezaran todo seria mejor, la puerta se abrió, los tres se sacudieron un poco reian el ambiente calmo del pasillo de repente se volvió animado, la sensación era como la de un pasillo de escuela, irrumpido por un grupo de niños que va tarde a clase, tendrían que subir las escaleras o esperarían al ascensor,
-mejor subimos las escaleras, no sabemos cuanto pueda tardar el ascensor o si funcione; dijo el hombre mientras las miraba con ojos profundos nostálgico pero ciertamente preocupados por el retraso.
-pero no tu, sabes perfectamente que el ascensor esta listo; dijo la mujer del vestido rojo en un tono casi erótico, mira que casualidad se abren las puertas y ahí esta.
-sabes que no le gusta usar el subirse en ese aparato replico la joven en tono de regaño.
-da igual es tarde y no podemos darnos el lujo de debatir sobre los miedos de algunos.
-esta bien subamos, dudo mucho que quedemos atrapados, se supone que yo tengo la ultima palabra, pero, pero esa tonta no me va a dejar salirme con la mía; esta bien, será rápido
Subieron unos cuantos pisos, y llegaron a otro largo pasillo al final los estaban esperando  una ancianita delgada, recordaba perfectamente a cualquier ancianita amable del mundo, tenia un chal marrón deshilachado y una mirada de profunda complicidad, ella con una voz dulce pero decididamente firme les reprocho.
-con ustedes no se puede, es muy tarde,  y todos empapados, dios mío, pero ya sabían que esto iba a ocurrir, debería castigarlos, pero ya pasen, pasen
Entraron, se sentaron en amplios sofás de una sala elegante, era peculiar pareciera que la modernidad y el polvo de lo viejo se combinaran, los sillones de un estilo moderno, quizá piel sintetica, una vitrina llena de figuras de porcelana anticuadas modernas lámparas de diseñador, un carrito para bebidas con decoración de mimbre, al fono estaba sentado el, un hombre de entre treinta y cinco, cuarenta años, de porte elegante, moreno, con aspecto hindú, vestido de un traje perfecto, sin macula aparente.
-muchachos es demasiado tarde que vamos a hacer con ustedes, que bueno que ya tenia todo previsto, así que cite a nuestro invitado mas tarde así que no tendremos que darle explicaciones , ¿alguno de ustedes  tiene alguna duda de porque estamos aquí?
Los tres permanecieron en silencio, parecían tres alumnos que acababan de ser regañados por su profesor y no se atrevían a contestar.
-esta bien, mientras pónganse cómodos, esta por llegar.
Entonces sonó el timbre, -ven ya esta aquí, -ya lo sabia dijo el otro hombre mientras se acomodaba el cabello con los dedos, -era lógico que lo supieras dijo la joven por un segunde temí que no fuera a llegar, -puedo encender un cigarrillo se apuro a contestar la mujer de rojo; un no absoluto salio de la cocina gratado por la anciano, alguien entraba el hombre del traje fue lentamente a abrir.
-Bueno ya esta aquí joven, tome asiento quiere que le traiga algo le sonreía la anciana al recién llegado que miraba con ojos de ser un conejo presa de una muerte inminente, no se preocupe, es un grupo raro de personas pero son amables, quizá puedan sacarlo de quicio a uno pero de verdad son gente noble la anciana trataba de hacer cálida la llegada al joven; -vamos siéntese.
-que bueno que ya llegaste, no nos mires como un grupo de locos o como animales de zoológico, ten confianza somos tus amigos, al menos de mi parte no hay ninguna reserva, siento que nos conocemos desde que naciste, incluso antes, y puede que sea así.
La joven del vestido de flores al verlo dio un pequeño salto en su lugar, ciertamente estaba emocionada de verlo, no se porque te imaginaba diferente, bueno realmente estoy alegre de que estés aquí.
La mujer del vestido rojo parecía aburrida se acomodo el largo cabello negro, se levanto se aserco al joven y le acaricio el rostro, el estaba paralizado; - valla, valla un poco mas regordete, bastante cómico su aspecto, nunca se casará.
La interrumpio el hombre de barba, no estamos aquí para juzgarte, o hablar de tu futuro matrimonial, cuéntanos ¿te ah ido bien?
El joven a punto de responder titubeo, -bien, bien ¿Cómo?
-si, bien en tu vida, en general, ¿como te ha tratado la vida? Completo el hombre de traje
-pues, es mi vida, supongo que ha sido buena, no creo poder quejarme, aunque soy un experto en hacerlo.
-descuida no pasa nada, a todos nos pasa, y bien ¿tienes alguna pregunta o podemos empezar?
Supongo que podemos empezar, saben esto es raro, estoy un tanto nervioso. El joven movía un poco las piernas
-si lo se ya eres un experto en esto, han sido demasiadas entrevistas ¿no? el hombre de barba lo veía como un padre que intenta consolar a su hijo ya hecho un hombre
-pero no ha dejado de intentar, hay que darle crédito por estar aquí; dijo la joven, lo veía con cierto fanatismo, embelesada por los hombros encogidos y las gafas del joven.

-basta muchachos, sabemos que las entrevistas no suelen ser agradables, tratar de demostrar que eres, bueno para el puesto, que cumples los requisitos y eres confiable es agotador, puede ser hasta histriónico, descuida no trates de interpretar ningún papel, queremos verte tal cual eres tu.

Comentarios

Entradas populares