feliz cumpleaños



Feliz cumpleaños Míster Ward


Estaba ahí trabajando, tranquilo sentado en la mesa del salón de clases, de espaldas a la puerta, de espaldas a un destino no tan terrible, pero si dolorosamente solo, mis compañeros hablaban sobre temas selectos de nuestra disciplina, se enfrascaban en pesadas discusiones sobre lo adecuado de una técnica u otra, defendían sus argumentos con las mandíbulas y arrancaban la carne a las palabras de los demás, mientras, mis amigos leían… una serena cara escondía un ansia de no se que cosa, tras las paginas amarillas y polvorientas de un manual sobre como deberían ser las cosas respiraban a intervalos regulares y pausados. El profesor calificaba unos exámenes, todo se desarrollaba en una exasperante y tonta tranquilidad, la vida se erigía frente a mi como un espectáculo absurdo, mi realidad desdibujada latía dentro de mi pecho implorando una dosis de poesía a mis venas a punto de colapsar, no tuve mas remedio empecé a escribirte esta carta, tenia que encontrar una tabla de naufrago para no ahogarme en un mar profundamente denso de pensamientos… seguí escribiendo, nadie me presto atención (ni debería hacerlo) así que cerré ,los ojos un segundo e imagine una escena contigo, abrías la puerta despacito, no querías llamar demasiado la a atención, tomabas de cómplice el ruido de fondo, las conversaciones y argumentos del grupo para echar una mirada al salón, me viste de espaldas escribiendo algo, tu corazón dio un pequeño salto dentro de tu pecho te acercaste en silencio tus pasos fueron cortos y livianos, no querías que volteara y no lo hice, un compañero distraído te vio entrar pero no dijo nada, solo vio como te aproximaste a mi por la espalda y de un salto me abrazaste, mi tiempo se detuvo tu aliento sobre mi cuello se volvió tinta que absorbió mi piel, y una sobredosis de letras reventó mi corazón, ahí estabas completamente para mi, ahí estaba atrapado en tus brazos, tome tu mano y salimos de ahí, me viste a los ojos sabias que entre mi ropa traía espolvoreada una tristeza muy obvia, y sabias que la causaba, tu gesto comprensivo y tu sonrisa de “todo estará bien” hicieron mella en el miedo que manchaba de azul mis manos, pasaste tu mano sobre mi mejilla y dijiste –todo esta bien, sabes que confió en ti, no dudes tu puedes, yo aquí estoy.
El profesor pidió orden cerré mi cuaderno y dude.

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